STEVIE NICKS –
CRYSTAL Madrugada
del sábado 19/01/2013
Tiempo de cambios, de emprender el camino a solas. De
comprender la transmutación que la Diosa hace en mi. De mirar dentro de mis
ojos y conocerme a mí misma.
Tiempo de dejar ir, de saber decir adiós, de
entender la palabra amor, que no en vano es poderosa, atrayente, misteriosa,
profunda, sincera, intensa y dolorosa.
Es tiempo de cerrar los ojos y darle la mano a la Diosa, de
caminar con ella a oscuras con la única luz de dos corazones titilantes. De
saborear el amargor de la vida y saber sin duda alguna que el dulzor que
probaré más adelante será la más intensa sensación. La sensación de renacer, de
revivir, de resurgir de un mundo de cenizas.
Tiempo de perdonar, sobre todo a mí misma, de encontrar a la
niña que llevo dentro y respetarla,
cuidarla, amarla, porque nadie más que yo puede lograr que sea feliz.
Tiempo de intuir que la felicidad es tan efímera que hay que
comprenderla para saber que la estás respirando. Porque la dicha no es lo
queremos que sea, hay que aprender a
distinguirla de meros espejismos.
Y por todo ello te doy gracias, ahora y siempre, porque me
diste la mano y la llave para abrir las puertas de mí misma, porque transmutas mi alma y haces brillar mi
espíritu, porque me enseñas siempre lo que es el amor y has quitado las telas
de araña de mi vida como si de un viejo libro se tratase.
Y aquí nos
encontramos, la una frente a la otra, removiendo juntas el caldero de mi
existencia.
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